miércoles, 25 de abril de 2012

Análisis del texto del Dr. Alfonso Carofile: “El endemoniado Esteban Lusih”




Analisis de "El endemoniado Esteban Lucich” en las jornadas realizadas por la Asociación Argentina de Salud Mental en el mes de diciembre de 2010.El libro presentado, producto de la investigación hecha por el Doctor Alfonso Carofile, director del Hospital Psicoasistencial José T. Borda, trata de una historia que implica q quienes Foucault denominó “hombres infames”, y del que su autor rinde homenaje trayendo a escena esta historia de un irredento que produce tres crímenes y que cada uno tiene una trama que da lugar a lecturas múltiples: podríamos decir que primeramente mata por amor, despecho y/ó venganza pasional, luego mata por razones políticas y finalmente mata a su psiquiatra que simbolizará el mal que aquejaba a la medicina normativizadora y policíaca de su época. Todas estas muertes irán acompañadas de un silencio absoluto que se rompe cuando pide hablar a solas con “su” psiquiatra a quién ajusticiará sin pronunciar una sola palabra… Lucich pasará 30 años entre la cárcel de Las Heras y el hospicio de las Mercedes (hoy hospital Borda) y solo un año en libertad. Llega a la Argentina en el ‘24, su primer asesinato es en 1925 y muere en el hospicio en 1955 sin pronunciar palabra durante los últimos 7 años y sin que se sepa como consiguió las armas con que ajustició a Perez Millán y al Dr. Cisternas en el año 1932

Este libro es un intento de dar espacio a las historias de hombres infames que jalonan el recorrido de lo que se denomina la microhistoria y que se eslabonan a través de lecturas que asumen el rol de verdaderas intervenciones de los nombrados Foucault, Guinzburg y Dostoievski con acechanzas de Freud y de Walter Benjamin que ofrecen su mediada interlocución: quiero decir que el autor hace intervenir y dialogar a estos verdaderos demonios de la deconstrucción subjetivo-histórica


El libro propicia su lectura desde tres lugares que están diferenciados y a su vez entrelazados y que se desplegarán a lo largo del texto y será por esta razón que el mismo adquirirá una densa textura
En primer lugar debemos decir que posibilita realizar una lectura centrípeta, es decir que se lo puede leer centralizando su lectura desde la clínica y su estructura psicopatológica, lo que, a su vez, permitirá una lectura en discusión con la psiquiatría y la ideología de la que estaba impregnada ésta en ése momento histórico, pero ya este abordaje abrirá una segunda posibilidad de unas/otras lecturas centrífqgas, es decir hacia afuera, hacia el contexto socio/cultural, hacia el bloque de poder en que este continuum de hechos se suceden. Es en relación a esta lectura que se abrirá el campo de lo sociopolítico y que es poner en evidencia como el bloque de poder que hegemonizaba a la sociedad argentina y a su clase ideológicamente dominante es leída desde el autor como determinada por el sometimiento ideológico-racista al pensamiento europeo de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX.
Entender qué sucede con las ciencias biológicas, medicina y neurología y en el ejecutar los cánones del derecho positivo y de la criminología que se articulan alrededor de estas ideologías y la relación que tienen con el surgimiento de ideologías dominantes europeas desde cuyas raíces se desarrollará el pensamiento xenófobo, racista y de raigambre fascista y como esto tiene amplia aceptación tanto en el pensamiento científico como intelectual de ésta época de la sociedad argentina. Es decir que la apoyatura para realizar esta lectura serán Foucault y Nietzche
Tratar de entender el contexto en que el “endemoniado” Lucich llega a estas playas, de donde viene, para qué y cuales son los atributos ideológicos que porta para llegar a ser el ejecutor material de tres ajusticiamientos como producto-empuje de su ideología anarquista-ácrata-individualista- como secuela y en una escena de violencia de clases en la que se encontraba esta sociedad y será en estas circunstancias en donde, al año de llegar, es decir en 1919, el personaje de este libro comete su primer asesinato: paradoja del destino del que no podrá cambiar su rumbo: la reivindicación por medio de actos(pasaje al acto? Reivindicación pasional-ideológica?). Es decir que el libro sitúa  una trama de relaciones ideológico-políticas-científicas en donde se desarrollará la tragedia y también una serie de cuestiones teórico-clínicas a desentrañar dado que éstas van en paralelo con la lectura de la ideología del “endemoniado” y esta lectura en paralelo tiene en Dostoiesvky un mentor para que lentamente, tras los guiños de Carofile, el lector se interne en la pesquisa del cuadro patológico, del lugar ideológico al que pertenecía el autor y a la trama, verdadero rizoma de acontecimientos que van arborizando el relato: pero cual es el guiño del autor?, cual es la trampa y es que él mismo dice, en algún lucar de la presentación que es “UNA NOVELA POLICIAL” (¡!!) y es aquí en donde me detendré porque es el lugar en donde debemos permitir las inferencias y las deducciones a los que deberemos arribar para despejar la incógnita o las incógnitas.
 Cómo que es una novela? Cómo que es policial? Entonces es ficción? Y las fotos del personaje? Y las historias clínicas mostradas? y la placa descubierta por el autor mientras “desyuyaba” el hospital “Borda”?
Aquí estamos ante el desafío: cuales fueron las causas, los motivos, los móviles por las cuales Lucich mata y porqué mata y a quiénes mata y cuáles son los atributos materiales con los que mata?



Y entonces el desafío, la tentación del “empuje” será a fabricarnos nosotros mismos la novela y convertirnos nosotros en novelistas de tres asesinatos realmente sucedidos dado que del autor-asesino hay muy poco escrito en su historia clínica de lo dicho por él y será este silencio del personaje que nos habilita a escribir nuestra propia novela que a su vez será una novela novelada hipotéticamente
Vayamos por parte: sabemos que Lucich mata y mata a un médico, es el Dr. De la Vega, médico en cuya casa él había trabajado como mucamo y había sido despedido por éste. Lo hiere de un balazo, - retengamos este dato: una sola bala -, muriendo aquel poco después y  siendo Lucich detenido de inmediato. Una sola bala y también sabemos que el patrón tenía una mucama española que era requerida en amores por el autor del crimen, y aquí podemos inferir que algo habría pasado entre la mucama, (la “galleguita” de nuestro tango?(*)),  el patrón-doctor  y Lucich: Y entonces nos preguntamos: cuales fueron los motivos por el que éste perdió el empleo? Porqué el patrón lo despide? Y si hubiese sido desplazado por éste y también por la mucama-“sierva”  que prefiere quedarse con el “señor”? Y si el desprecio del que habría sido objeto fuera motivo para un crimen pasional? Ó si el patrón la requería sexualmente en una suerte de acoso del que la empleada no podía negarse? Que legalidad quiso restaurar con su acto?
Y si le agregáramos que luego, ya en la cárcel, fue operado de fimosis siendo éste síntoma un posible impedimento para el acto sexual?  Y si esta imposibilidad fue vivida por el sujeto Lucich como una ofensa a su hombría que se sobreimprimió a su patología de origen?
También se nos informa de este “segundo” episodio en donde deberemos agregar: Lucich es operado en la penitenciaría por dos médicos que descubren su padecimiento y es intervenido con anestesia local: es decir que vió y escuchó  y quizás podríamos deducir - como en todo relato policial: deducciones e inferencias -, que esta intromisión médica, esta manipulación en su cuerpo, en sus genitales, sin su consentimiento, sería motivo para una desestabilización psicótica - vía alucinaciones y delirios - que lo llevará al Hospicio de las Mercedes
Recapitulemos en esta novela-novelada: hasta aquí tenemos, entonces, varios episodios encadenados: llega a Bs.As. por vía marítima sin registro de por donde entra al país y si llega legalmente o de forma ilegal después de haber estado embarcado y habiendo navegado como marinero por diferentes mares del mundo. Originalmente viene de Croacia, confines del Imperio Austro-Húngaro, lugar en donde el Imperio comienza a desmembrarse, de una familia de campasinos, madre muerta de joven y varios hermanos: familia desmembrada?
Y ahora saltemos nuevamente hacia adelante y tenemos a Lucich en el Hospicio, en el pabellón de presos-locos-asesinos (infierno donde se alojaban los demonios-endemoniados), hasta ése lugar es trasladado otro asesino, otro justiciero por mano propia pero que proviene de la derecha mas fascista de la Argentina: Pérez Millán Temperley que se hace pasar por loco después de haber matado a Thomas Wilckens, ajusticiador del Coronel Varela, genocida de la Patagonia de alrededor de 2.000 peones de campo: éste será el Lucich al que Boris Vladimirovich (otro anarquista que simula locura) entrega un revolver y nuestro personaje mata a Pérez Millán de una sola bala- No da razones. Se suma en el silencio, siete años enXnsilencio hasta que pide hablar con el psiquiatra interviniente y ante la presencia de éste – Dr. Cisterna -lo ataca y lo mata de un solo balazo. Económico el hombre: nada de andar desperdiciando material innecesariamente!
Y a partir de aquí se quedará en silencio, hablará poco, sin embargo encontraremos una anotación del Dr. Bonhour (el psiquiatra- que en su época era considerado “referente” de la psiquiatría local- que llevó adelante su historia clínica y que fue el encargado de tratar “el caso”): “ …el lenguaje oral es bueno…sabe algo de alemán y de croata…familiarizado con varias lenguas… habla sin inmutarse…su actitud …es recelosa, desconfiada, casi siempre altiva; mira fijamente a las personas que lo interrogan, observa todos los detalles de lo que sucede a su alrededor; contesta sin precipitación, se hace repetir algunas preguntas y por último da las respuestas precisas. . Su voluntad es férrea; lo que quiere callar lo guarda en el más imperceptible secreto. Nadie pudo saber quién armó su mano cuando cometió el homicidio. Con seguridad se dejaría matar antes de revelar el nombre de su cómplice. La policía, el juez, los médicos, no pudieron penetrar sino muy poco en la negrura de su alma tan desviada como su columna. Su alienación no le ha vuelto totalmente ajeno a sí mismo. Lucich en cierto modo es igual cuerdo que loco. Su lucidez es perfecta…”
En esta “novela” que estoy deduciendo es cada vez mas evidente que los personajes que la habitan tienen algo de locura, otro algo de cordura, simuladores, mucho de fanatismo y de cuidarse de la traición, insignia mayor de la infamia, así como una suerte de disfraces que se podrían intercambiar y todo está arropado por la ideología de la eugenesia hacia estos “locos mesiánicos” en donde aparece cada vez mas claramente que queda comprometida la nosografía psiquiátrica dado que la lectura no-velada  es que el silencio de Lucich, bajo un ropaje de locura escondió un silencio conciente de acuerdo a las anotaciones del Dr. Bonhour. Quiero decir: no es el silencio  de la pulsión de muerte, en donde su trabajo silencioso socava subterráneamente al sujeto sino que una lectura posible es que Lucich haya asumido concientemente su silencio, silencio militante diremos, protegiendo su compromiso reivindicatorio y mesiánico que lo acompañó hasta su muerte. Verdadera misión religiosa que se impuso para protegerse él, sus ideas y a quienes supuesta ó realmente lo acompañaban
Vivió solo un año en libertad de los 36 que pasó en la Argentina: los 35 años siguientes los pasó en la cárcel y en el hospicio, también encarcelado
Volviendo al texto podemos decir que es un libro que también es reivindicatorio de la memoria de los “ninguneados” de toda historia, de la locura, de lo que debe hacer un sujeto pare proteger su intimidad; libro que reivindica a la vindicta y a los apátridas, a los sin padre, a la fantasía realizada y pone a la utopía mesiánica, la de la justicia que únicamente entienden y la saben los locos, a un paso de su realización
(*) Su letra dice “Galleguita la divina…/la que a la playa argentina/llegó una tarde de abril/sin más prenda ni tesoro/ que sus negros ojos moros/ y su cuerpito gentil/…” Composición escrita en el año 1924, sus autores son Navarrine y Pettorossi, quienes la escriben al año siguiente de su gira por España. Grabado por Gardel  y por Ignacio Corsini. Luego Pettorossi sería guitarrista del “mudo”



Presento a continuación extractos del trabajo comentado

JUSTIFICACIÓN DE ESTE ESTUDIO

Por Alfonso Carofile

Vivimos  un tiempo complejo  iniciado en 1983, luego de la caída del proceso militar, con el gobierno de Alfonsín. Detrás de la presunta normalización institucional aparecieron las sombras de miles de cadáveres. Cadáveres a los que no les ha correspondido los ritos y ceremonias que tienen el sentido profundo de la asunción de la muerte. Y por esta razón, no han  sido integrados al orden simbólico que funciona como base de la sociedad y la cultura. Estos fantasmas, des-aparecidos se presentan una y otra vez pidiendo una respuesta. Muchos sentimos el llamado de estos des-aparecidos, pero creemos que son muchos más; pues vienen desde el comienzo de la formación de la Nación. Dicen que la memoria es una facultad que obedece tanto como desconoce la voluntad que la convoca. Sus imágenes no siempre aparecen cuando se las llama. Y cuando irrumpen, pueden llegar a reorganizar un mundo. Algo díscolo se esconde en sus entrañas. En los documentos, en la historiografía oficial, quedan sombras y ahí aparece la subjetividad crítica….
…¿Es válido colocar entre los desaparecidos este emergente con el que empezamos este estudio, en una Argentina violenta, que se pretendía “blanca” y liberal? Es una pregunta que nos hemos hecho en forma repetida.
La micro-historia, qué rescata a un molinero loco y “apostata” de la Edad Media o  un aristócrata inglès encerrado en un manicomio del siglo XVIII, no duda de sus fundamentos. Leamos con detenimiento el pròlogo del libro de Carlo Ginzburg, “El queso y los gusanos” donde explicita que “nada de lo que se verifica se pierde para la historia”, y que:
”Antes era valido acusar a quienes historiaban el pasado, de consignar únicamente las “gestas de reyes”. Hoy día ya no lo es, pues cada vez se investiga mas sobre lo que ellos callaron, expurgaron o simplemente ignoraron.”¿Quién construyo Tebas de las siete puertas?” pregunta el lector obrero de Brecht. Las fuentes nada nos dicen de aquellos albañiles anónimos, pero la pregunta conserva toda su carga”. (Ibidem.pag 13).
Otro autor, Walter Benjamín, escribe:
 “solo la humanidad redenta toca plenamente su pasado”. Redenta, es decir, liberada (Tesis sobre la filosofìa de la historia).
Seres insignificantes, vidas anónimas, del no-recuerdo, sórdidas, vidas infames según Foucault, que dejan un trazo breve y enigmático en el trato con el Poder merecen el mismo interés histórico que los hechos de la gran historia.
Tomaremos en este estudio a un personaje como hecho histórico reciente, como metáfora de una realidad que nos rodea, realidad que no puede hacer un corte con el drama sucedido, ya que los des-aparecidos forman parte, parte siniestra, de la materia y estructura que nos rodea. Lo siniestro es según el famoso articulo de Freud  aquello cotidiano que se vuelve extraño, y también el hecho contingente que transforma la percepción de la realidad.
Casualmente cayó en nuestras manos una historia clínica psiquiátrica antigua. La de Esteban Lusich, nacido en 1899 y muerto en 1955. Triple homicida, “àcrata”, internado en el pabellón Lucio Melèndez del entonces Hospicio de las Mercedes desde el año 1925.
Nos pareció tratarse de uno de los últimos emergentes de los grupúsculos anarquistas que ejercitaron en su practica, ¿política?,. la llamada “propaganda por el hecho”.
En esta historia clínica figuran las firmas de eminentes profesores de Psiquiatría y Medicina Legal hasta la certificación de su muerte a los 56 años de edad. En un folleto adjunto, editado en 1943, aparece su foto amarillenta, que fuera alguna vez de color sepia, foto siniestra que nos hizo pensar en el texto de Foucault sobre la “Vida de los hombres infames”. Esta imagen produce sentimientos de estupefacción, horror, y aquella extraña atracción que produce el criminal en ese parentesco de la sin razón y la culpabilidad.
Lusich pasó gran parte de su vida en prisiones y manicomios y esto redobló nuestro interés. Prisiones siempre “re”, reformadas, reeducadoras, rehabilitadoras, en si coercitivas, incapaces de prevenir crímenes o reincidencias. Productoras de delincuentes, fábricas y escuelas del crimen.
Cuando quisimos investigar a este “no-sujeto” de la historia nos encontramos con una foto misteriosa de un cerebro formolizado en una antigua revista de la Universidad de Buenos Aires, sobre “Aspectos morfológicos en cerebros de criminales alienados y en delincuentes”.
 Mucho antes, en 1983 como jóvenes médicos aventureros y utopistas, habíamos resuelto “democráticamente” cortar el pasto que impedía el paso a un servicio del fondo del hospital Borda. De pronto la maquina chocó con una vieja placa de bronce: decía: “A los caídos en el cumplimiento del deber”.
Años después supimos que se refería a Ramón Cisternas, a quien estudiaremos en este texto.
Releímos algunos textos de  Foucault donde el filosofo hace observaciones sobre “existencias contadas en pocas líneas”, ”pericias oficiales”, ”notas de folletos, diarios y revistas”. De los que menta traemos un caso común:
“Jean Antoine Tousard ingresó en el castillo de Bicêtre el 21 de abril de  1701: Apòstata recoleto, sedicioso,  capaz de los mayores crímenes, sodomita y ateo hasta la saciedad, es un verdadero monstruo de abominación y es preferible que reviente a que quede libre………..”.
En pocas líneas, toda una sentencia a perpetuidad, y una ideología sin tapujos legales o médicos como encontraremos, luego, en las historias clínicas  de la modernidad.
Nos propusimos entonces un rescate de esta micro historia;  la de un “hombre oscuro o infame” cuyo cerebro todavía es expuesto en un frasco de un Museo de Anatomía Patológica. ¿Un criminal, un loco?, o quizás alguien al que un sufrimiento perpetuo no impidió tomar la palabra a través del acto. Una primera lectura superficial poniendo entre paréntesis sus diagnósticos y acciones nos muestra un sujeto que transformó su desgraciada vida en una “estética del mal” y que nos interroga constantemente con la pregunta del último Foucault: ¿La vida de cada individuo no podría ser una obra de arte?
Nietzsche también lo pensó de una forma parecida, comparando una vida instintiva y fuerte contrapuesta a la domesticada burguesa y afirmó que, frente a la restricción y la norma, éste sujeto es un “dilapidador”:
”El hecho de que se derroche es la medida de su grandeza” (El ocaso de los ídolos. Barcelona. Tusquets. 1972).
Escribe en “Así hablo Zaratustra”:
”Una imagen puso pálido a ese pálido hombre. Cuando realizó su acción, el estaba a la altura de ella: mas no soportó la imagen de su acción, una vez cometida ésta”.
Esta simbólica palidez del aventurero criminal-asociación con su naturaleza de ser caído, con su impulsión castigada por la ley  y la sanción pública-es algo que ronda constantemente al  filósofo y una nueva imagen acude a su pensamiento:
“La raya trazada sobre el suelo hechiza a la gallina, el golpe dado por el delincuente hechizó su pobre razón-demencia después de la acción, llamo yo a eso” (Así hablo Zaratustra).
Siempre se dijo que toda familia, “tiene un cadáver en el ropero” y este “emergente”, este contestatario salvaje y a su vez insignificante del que trataremos, no es una excepción en este humus genocida y violento sobre el que se edificó la Argentina.
Este trabajo es básicamente un entrecruzamiento de algunas disciplinas como la psiquiatría, la medicina, el derecho, la historia que han engendrado  a   través de  su  saber positivista  una  nueva disciplina: la criminología, que se inserta a partir de la finalización del siglo XIX con sus dispositivos normalizadores y represivos en el origen de la psiquiatría y el orden jurídico. Este entrecruzamiento discursivo actúa sobre sujetos históricos. Nos hemos interesado estudiando emergentes de los sectores populares urbanos en el último siglo. Son estos emergentes los que han constituido L`Uomo delincuente criollo.
Sectores desarrollados en los márgenes de la historia producen sujetos con sus discursos o contra discursos, hoy olvidados, con sus voces ahogadas, reprimidas por la Gran Historia. Estos integrantes de las clases subalternas, (Gramsci), forman parte de por lo menos un par dialéctico indispensable en ésta  micro- historia; en este caso el criminal loco y su médico.
Esteban Lusich se inserta en una sutil y tortuosa, pero nítida línea de desarrollo que llega a nuestra época. Especie de eslabón perdido, unido casualmente a nosotros, proveniente de un mundo oscuro y opaco, al que sólo con un gesto arbitrario podemos asimilar a nuestra  historia…
… Dice en un momento su perito, eminente alienista:
“Le es extraño el conocimiento de nuestro gobierno”.
 Sin embargo es evidente que conoce al gobierno y al estado reconociéndolo en su funcionamiento mas  directo. Este funcionamiento es a través de ese poder espectral como lo describe Walter Benjamín refiriéndose a la policía; única capaz de aplicar la violencia y además legislar….
…volviendo a las fuerzas e ideas en pugna veamos dos concepciones sobre el delito en la sociedad capitalista
Una visión original y casi burlona del delito  nos dice:
“Hoy el delito es una rama de la producción  capitalista y el criminal un productor. El criminal produce leyes penales, facultades y  profesores de derecho que producen a su vez abogados. El criminal produce además, cárceles, policías, màs aparatos de justicia y líneas de negocios. Pero también produce arte y literatura: “Los ladrones” de Schiller, “Edipo Rey” y “Ricardo III”. Rompe la calma burguesa con sus crímenes espeluznantes. Amen de sustraer una parte superflua de  la población del mercado de trabajo, coloca a otra parte de la población en la lucha contra el crimen “. (Karl Marx 1863 “Critica de la teoría de la plusvalía”).
Freud es otro teorizador indirecto de esta problemática; para el la historia se inicia con un delito (delito femenino en el Génesis) y luego  fratricidio por Caín. Pero indudablemente el delito mítico fundador de la cultura es el asesinato del Padre por la Horda primitiva tal cual la relata en su texto de 1912 “Tótem y Tabú”. La ficción positivista del Padre y la Horda según Darwin es continuada en la ficción psicoanalítica de Freud. Le agrega un delito y la funda en un acontecimiento (la comida totémica). En un párrafo dice que quizás dispusieron de una nueva arma; ligando tecnología y crimen. A partir de allí los dos tabúes fundadores de cultura, la prohibición del parricidio y del incesto.
Es evidente que tanto para Marx como para Freud el delito, cambiante con los tiempos es un instrumento crítico ideal, porque es un hecho cultural, político-social y literario o narrativo; interviniendo como actantes el delincuente, la victima y los conceptos de justicia y verdad. El delito por lo tanto tiene historicidad, y forma parte de los modos de la cultura legitimadora de la clase o grupo dominante (Marín J. C. “Delito y Sociedad” Bs. As. Año 2. Número 3. 1993). Delito, es una anormalidad o al revés; lo normal, lo dominante como modo de normalización social.
Desde la literatura podemos decirlo en palabras de un salteador de caminos, MacHeat, alias Makie Navaja, el personaje brechtiano de: La Opera de dos centavos
:”Nosotros, pequeños artesanos burgueses, nosotros que abrimos con nuestras honradas ganzúas las niqueladas cajas registradoras de los pequeño negocios, somos devorados por los grandes empresarios, detrás de los cuales están las grandes instituciones bancarias.¿Que es una llave maestra comparada con un titulo accionario?¿Que es un asalto a un banco comparado con la fundación de un banco?”.(Bertolt Brecht, 1967:89).
El discurso de lo normal es la violencia y el delito; y el discurso de lo ideal es  la ausencia de delito…
…la sociedad disciplinaria en la Argentina,  con el desarrollo técnico de un aparato productivo complejo y costoso (frigoríficos, ferrocarriles, fábricas.), que “hay que rentabilizar”, siguió en su proceso de acumulación. El orden progreso y administración de la utopía sarmientina se hicieron disciplinamiento y producción. Este disciplinamiento produjo poder, y este poder saber.
Saber criminológico y psiquiátrico, saber instrumental clasificatorio. Este saber es un saber a-histórico, que piensa el acto criminal como enraizado en lo biológico en la “naturaleza humana”. Descontextualiza la situación y adopta políticas punitivas para controlar al “malvado”. Prioriza el “orden social” sobre la justicia. Pero como bien lo puntualiza Michel Foucault:
“La ley no es pacificación, puesto que debajo de ella, la guerra continua causando estragos en todos los mecanismos de poder, aun los mas regulares. La guerra es el motor de las instituciones y el orden: la paz hace sordamente la guerra hasta en el más mínimo de los engranajes. En otras palabras, hay que descifrar la guerra debajo de la paz: aquella es la cifra misma de esta. Así pues, estamos en guerra unos contra otros; un frente de batalla atraviesa toda la sociedad, continúa y permanentemente, y sitúa a cada uno en un campo o en el otro. No hay sujeto neutral. Siempre se es forzosamente, el adversario de alguien.” (21/1/76).
Este concepto se asimila al de Hans Magnus Enzensberger, cuando emplea el término “guerra civil molecular de fines de la modernidad” (Perspectivas de guerra civil. Anagrama. Barcelona.1994).
Muchos no compartirán esta postura. Es muy fuerte el mecanismo de negación en la sociedad argentina.Grandes grupos, “masas mudas”, que no tuvieron ni tienen ningún tipo de militancia, pero tampoco formaron parte del aparato represivo, tienen terror de reconocer que si sabían y dejaron que pasara.Por eso se habla de” revolver”...no revolvamos mas, convivamos con la negación. El que lo dice, no sabe que el “memoricidio” no es sin consecuencias, tanto para la vida personal como la colectiva. Para usar un término de moda, podría llamarse resiliencia a esta capacidad que tienen algunos individuos para sobrevivir adaptándose, consintiendo con el poder del Otro social. Se trata del talento que algunos sujetos despliegan para percibir la demanda del Otro, para confiar en lo que dicta el poder, acatar y transmitir sus mandatos. Asi entendida, la resiliencia tiene mucho que ver con la obediencia; sobre todo con la obediencia debida.
El ejemplo que estudiaremos eligió el otro extremo, que en realidad es el mismo, pues hace carne el “destrúyete a ti mismo y extermina a los otros, a los minúsculos otros”.




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