domingo, 23 de septiembre de 2012

Los nuevos excluídos


El texto que se acompaña fue escrito y distribuido por Sonia Gianotti, psicoanalista, en razón de lo que se denomina “cacerolazo” que el mismo y la manifestación con que se acompañó fue efectuado por sectores de la oposición al gobierno argentino dando lugar a diferentes opiniones de estos sectores, agraviantes para la investidura presidencial y para los sectores populares que acompañan su gestión

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Las declaraciones espontáneas de manifestantes del último cacerolazo, acompañadas de gesticulaciones y carteles injuriantes, parecen dar expresión directa de un odio originariamente visceral, irracional y que sólo secundariamente encuentra razones argumentativas.
Pero los sentimientos, aún los pasionales, no son meros humores desprovistos de toda lógica, aunque no sea la lógica con que se los pretende explicar. Es posible que las razones con que se pretende justificar el odio enmascaren y denuncien a la vez las motivaciones en que dicho odio se sustenta.
Valga como ejemplo el tema de la Asignación Universal por Hijo.

Cuesta entender por qué este particular beneficio social ha encontrado tanta crítica encendida, tanto rechazo y sobre todo tanta indignada declaración sobre la "indignante" medida.
Un repaso de las argumentaciones: el dinero que el estado "les dá" se malgastaría en alcohol, paco y/o juego. Los beneficiarios son vagos desde  siempre, a quienes el conjunto social mantendría con su esfuerzo; las jóvenes se harán embarazar  ininterrumpidamente al sólo efecto de cobrar las asignaciones; el dinero lo gastan en zapatillas de marca y celulares carísimos, etc, etc.
Si quienes así despotrican no carecen de medios para acceder a esos bienes ¿Cuál es, entonces, el reclamo?¿De qué se sienten despojados para sentir tanto rencor?
Entonces no se trata de lo que no tienen. Se trata de lo que los otros reciben.  Pero, sobre todo, de cómo lo reciben: les llega de arriba. Ni como retribución por un trabajo, ni por mérito ni tan siquiera contrayendo  una deuda. No, se trata de que reciben un Don. De este Don los manifestantes indignados están excluídos.
Estos indignados no son tenidos en cuenta a la hora de ese reparto, así sea un magro o mínimo reparto. No importa el monto, importa que están por fuera de esa fiesta que imaginan tal, por no tener acceso a ella.
Y si de imaginar como gozan los otros se trata, proyectan brutalmente todos sus fantasmas: ellos, los otros,  gozan "viciosamente"del alcohol, del juego, del sexo... y ¡cuánto gozan!: como locos, como cerdos, como negros...
¡Qué impresionante inversión ha producido la Asignación Universal por Hijo! ¡Que los excluídos de siempre sean envidiados por los que supuestamente no tienen nada que envidiar!
Si de los pecados capitales se dice el peor, es porque la envidia es destructora de todo lazo social. No se trata de querer lo que tiene el otro, lo que se envidia es la capacidad de disfrute que el otro manifiesta o se le  supone, Es por esta razón  que el desposeído puede ser envidiado por el poderoso, cuando éste se supone excluído de la capacidad de gozar que imagina en el primero.
En este sentido, no se trata de la  mentada envidia a esa mujer, Cristina, sino a aquéllos a quienes ella dirige su mirada. Ella los mira y les “asigna” un lugar. La política de inclusión, que intenta incluir a los eternos excluídos, es vista por estos indignados manifestantes como una exclusión de ellos mismos.  Entonces, ¡qué revolucionaria es esta Asignación Universal por Hijo! Para ser vistos han debido colgarse un cartel, paradigma de la desposesión, que dice: "en Recoleta también pasamos hambre".
Sonia Giannotti




1 comentario:

  1. Muy interesante esclarecedora interpretación! Una colega en una ONG dedicada a apoyar a las escuelas rurales comentó enojosamente acerca de la 'Asignación': "Yo también quiero estar incluida," frase incomprensible observando como las ventajas sociales y económicas le permitan dedicar su tiempo generosamente a otros con mas supuestas necesidades, hasta que se entiende que no le gusta que ellos tengan algo a lo cual ella no accede.

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