jueves, 30 de agosto de 2012

Inconciente y temporalidad - Freud en Benjamin






                                       
                                             “El instante es ése equívoco en el cual tiempo y eternidad se tocan y es ése contacto que acarrea el concepto de tiempo en el cual el tiempo no cesa de recusar la eternidad y en el cual la eternidad no deja de penetrar el tiempo. Solo entonces toma sentido nuestra división en tiempo presente, tiempo pasado y tiempo por vivir”
                                           
                                                                                                                                                 Sören Kierkegaard
                                                   

                                                     La cualidad que define a la Modernidad está inscripta como salto que constituye y que tiene como referencia al siglo XVI entendido este siglo como experiencia del instante y entendida por sus contemporáneos como experiencia de muerte y como momento del juzgamiento por Dios. Dado que los hombres del siglo XVI se pensaban a las puertas del juicio final es decir que vivíase la irrupción del tiempo, la "temporalidad del tiempo", como una experiencia cósmica y final, como un destino de fin de la especie por haberse entrometido en los caminos del creador. En el siglo XVI, desde los que leían y practicaban la astrología hasta los pastores de las iglesias reformadas o fieles a Roma anunciaban que había llegado el momento del juicio final y que se estaba en los umbrales del apocalipsis. Ése era el tiempo: el del apocalipsis por haber disrrumpido el orden divino, tiempo de ruptura y tiempo roto en la cabeza del hombre de occidente (Agnes Heller: “El hombre del renacimiento”)





                                                 La historia que construirá la metodología positivista, de trabajo y de elaboración, permite que sea abordada y leída como la temporalidad que antecede lógicamente. La sucesión lógica -un hecho antecede a otro u otros- es de pertinencia exclusiva de la historiografía y de la ciencia positiva a diferencia de la lógica establecida por Freud para la construcción del concepto de inconciente donde la dimensión lógica y temporal están subsumidas en el concepto de aprés-coup: una formación sintomática, permitirá entender y dar significación a los sucesos que la antecedieron y donde la espacialidad temporal se condensa en un único espacio: pasado, presente y futuro ya no serán pasibles de dividir en fronteras concientes e intangibles, estando el pasado del sujeto y de la humanidad pasibles de hacerse presente a su vez en la inteligibilidad de cualquier acto humano.
                                               
                                                    Es en el psicoanálisis donde encontramos que el tiempo, conceptualizado desde la otra lógica, la lógica del inconciente, abre esta hiancia por donde aparece el pasado, para que podamos "hacer ese tremendo esfuerzo que viene haciendo el hombre a lo largo de la historia de trabajar sobre el único tiempo realmente infinito, que no es curiosamente el futuro sino el pasado." Nicolás Casullo, "La banalidad del bien" (Rev. El Rodaballo, nov. l994).
                                                Huella mnémica que sostiene, justifica y explica toda la producción del aparato psíquico, y es Freud quien, al ofrendarnos la conceptualización del muerto que habita al vivo produce, entre otras, la posibilidad de pensar las estrategias del tiempo y dos concepciones diferentes de trabajar el tiempo y la memoria. "Que el excluido produzca la ficción que lo narra en una "manera de hablar" cómica o trágica, ésa es la verdad de la Historia." dirá Michel de Certeau. Por lo tanto, el excluido de la conciencia, el desalojado por el yo conciente vuelve y vuelve por los caminos y las grietas menos pensadas, vuelve en los sueños, en los síntomas, en los fallidos, en los olvidos, en los lapsus y también en la forma paradojal de la repetición: esencia del retorno de lo que se pretende excluir, olvidar, renegar, expulsar: retorna siempre y es entonces desde donde podemos decir con Marx que "todas las generaciones de los muertos oprimen como una pesadilla el cerebro de los vivos." ("El XVIII Brumario de Luis Bonaparte").
                                                  Concepción del tiempo y la memoria diametralmente opuesta a la que establece la historiografía en donde encontramos la voluntad explícita de establecer una delimitada frontera entre el pasado y el presente, creando lugares propios para cada uno, clasificando al pasado en un lugar distinto del presente, suponiendo una continuidad genealógica que postula unidades homogéneas: el siglo, el país, la clase social, etc.: siempre tendremos al mismo hombre. Estableciendo una condición de elaboración a través de datos y fuentes corroborados fehacientemente así como la voluntad conciente de no realizar ni elaboraciones ni inferencias que no estén sostenidas nada más que por el interés de elaboración de acuerdo al modelo racional-científico de la ciencia.
                                                   
                                                        Aquí debemos señalar, también, que Freud es quien interviene en la historia, entra para decir de la historia introduciendo en ella toda su batería conceptual y conjetural. En "Una neurosis demoníaca en el siglo XVII" toma el caso de un sujeto que vivió en otra época histórica y nos muestra cómo trabaja con el sujeto y con la historia: como si fuese una mina a cielo abierto. Ahí donde para el historiador no hay documentos Freud muestra cómo elabora desde los indicios, busca la huella como un verdadero pesquisa y conjetura hipótesis.
                                                       A su vez, las producciones historiográficas de la lógica del lugar y del nombre Freud las somete a la deformación. Dice Michel de Certeau que "El trabajo de la diferencia cambia al discurso científico y didáctico de la historia y lo convierte en una escritura "desplazada" (en sí misma y en su relación con la disciplina)("El hombre Moisés", la aclaración es de mi autoría), es decir en una novela....Pero, en Freud, esta operación no crea otro lugar, no coloca a la novela en un campo distinto del de la historia....Freud reintroduce al otro en el mismo lugar...la ficción (Freudiana) tiene el privilegio de poder "volver a llamar al otro a escena", como hace el público con los actores, "al sentimiento de extranjería".(Como lo llamará en "Lo siniestro". La aclaración es de mi autoría) (M. de Certeau, "La escritura de la Historia", pag. 330)
                                                       Freud realiza dos movimientos simultáneos que transforma en dos operaciones: al inventar el inconciente como el espacio en el cual se va a desarrollar ese lugar privilegiado de la producción humana pone a trabajar el pasado en el presente de cada sujeto al mismo tiempo que destraba la operación al dar cuenta histórica de la mítica fundante con Totem y Tabú comenzando la intervención freudiana de "su hacer" con la historia. Dos operaciones de una misma banda de Moebius: que hace Freud con la historia y que efectos produce ésta en Freud con un borde fundante que articula a ambas: su producción del inconciente= el muerto habitando al vivo, el pasado habitando el presente.  
                                                        El muerto habita al vivo, se infiltra y vive ahí, volviendo ilusoria la conciencia del sujeto de estar en su casa. Este "obs-ceno" - por estar fuera de la escena (conciente)- inscribe ahí la ley del Otro; precisamente esta ley del Otro será la matriz del instante que funda y sostiene el acontecimiento
                                                         Por lo tanto el olvido aparece como una acción contra el pasado y al mismo tiempo la huella del recuerdo, que es el regreso de lo olvidado, como la acción de ese pasado siempre obligado a disfrazarse, a camuflarse e infiltrarse: retorno del pasado obs-ceno, perturbador y perturbado por su origen espurio de transgresión, traición y muerte
                                                       Freud, desde el psicoanálisis, será el fundador de un concepto de tiempo donde el pasado entra por las grietas de las obscenidades pertubadoras que implica decir que el acontecimiento que lo funda es el instante que implica un mito de origen como repetición y salida: encuentro siempre fallido y por eso mismo de ruptura y salto
                                                     Será por lo mismo que Freud escribirá que el acontecimiento es el instante que funda desde tal la posibilidad del acto y escribirá, en prólogo a la segunda edición de "La interpretación de los sueños": (este libro) "...era mi reacción frente a la muerte de mi padre. Vale decir, frente al acontecimiento más significativo y la pérdida más terrible en la vida de un hombre" y en el capítulo IV de "Totem y tabú": "Un acontecimiento como la supresión del Padre por la horda fraterna tenía que dejar huellas imperecederas en la historia de la humanidad".

Acontecimiento Benjamin:

                                                           Será al “laberinto Benjamin” dónde nos adentraremos para tratar de dar cuenta de su lectura acerca del lugar del recuerdo, la rememoración y la memoria y de su relación con estos conceptos freudianos para desarrollar la apertura de sus propios conceptos acerca de su propuesta a tener en cuenta para elaborar su personal filosofía de la historia que romperá los moldes establecidos por la propia historiografía positivista en donde la sucesión de hechos y avatares son la única y remanida manera de dar cuenta del lugar del hombre en el mundo: “La historia es objeto de una construcción cuyo lugar no es el tiempo homogéneo y vacío, sino aquel pletórico de tiempo-ahora. Así, para Robespierre la antigua Roma era un pasado cargado de tiempo-ahora, que él hacía saltar del continuum de la historia…Ella es el salto de tigre hacia lo pretérito. Sólo que tiene lugar en una arena en la cual manda la clase dominante. El mismo salto bajo el cielo libre de la historia es el salto dialéctico, como el cual concibió Marx la revolución” Tesis XIV en “Sobre el concepto de historia”
                                                      En el manuscrito M de las citadas tesis se lee “La historia es objeto de una construcción cuyo medio no lo constituye el tiempo homogéneo y vacío sino aquél pletórico de tiempo-ahora…” y continúa “…allí donde el pasado está cargado con este material explosivo, la investigación materialista le agrega la mecha al continuum homogéneo y vacío de la historia. Al hacerlo tiene en mente hacer saltar de éste (esto es, de dicho contínuum) la época…”
                                                            Y será ahí en donde nos vamos a encontrar con alguna cita que cual idea fuerza nos guiará para investigar de donde abrevó para desarrollarla: escribirá en las tesis:  “La memoria es el relampagueo de la conciencia en un instante de peligro”: aquí tenemos condensada un aspecto de su concepción y de su lectura de Freud porque considera la memoria como una aparición que ofrece un relámpago que se nos presenta en un instante que en sí mismo anuncia un peligro pero: a quién ó a quienes?: continuará escribiendo en sus tesis: a todas las generaciones que nos precedieron y que fueron derrotadas en la historia de la humanidad: por lo tanto la memoria: memoria del instante: rememoración, ocupará el lugar de privilegiada región que permitirá, mas allá del sujeto, asumir en un instante, en ése instante de peligro la posibilidad de la salvación: es decir el relampagueo que asomará para decirnos de la humanidad redimida en una postura que, dado sus vínculos con su amigo, el cabalista Gershom Scholem, será la rememoración del esplendor: una memoria que rememora y que es del orden del mesianismo: esto dice de su postura en donde la llegada del Mesías será el momento en que las generaciones vencidas en la historia de la  humanidad se rediman de todas sus  derrotas
                                                              Que es lo que escribe del progreso? qué dice de la imagen de la pintura de Klee que lo acompañó durante gran parte de su vida?: “Hay un cuadro de Klee que se llama Ángelus Novus. En él está representado un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que mira atónitamente. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, abierta su boca, extendidas sus alas. El ángel de la historia ha de tener ese aspecto. Tiene el rostro vuelto hacia el pasado. En lo que a nosotros nos aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una sola catástrofe, que incesantemente apila ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. Bien quisiera demorarse, despertar a los muertos y volver a juntar lo destrozado. Pero una tempestad sopla desde el Paraíso, que se ha enredado en sus alas y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Esta tempestad lo arrastra irremisiblemente hacia el futuro, al que vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Esta tempestad es lo que llamamos progreso” - Tesis IX
                                                             Esta es su pesimista concepción de la historia que reforzará cuando escribe que la historia de la cultura es la historia de los despojos que han quedado a lo largo de ésta y que el enemigo no ha dejado de vencer y ni los muertos estarán a salvo de esta derrota: estos planteos acerca del futuro del hombre, escrito en apogeo del nazismo y que preceden a su suicidio puesto en cuestión(quiero decir que hay hipótesis de que fue asesinado por esbirros estalinistas en la frontera pirineica de España) también lo acercan al Freud del “Malestar en la cultura” en cuanto a su visión acerca del futuro humano: “Quien quiera haya obtenido la victoria hasta el día de hoy, marcha en el cotejo triunfal que lleva a los dominadores de hoy sobre los vencidos que hoy yacen en el suelo. El botín, como siempre ha sido usual, es arrastrado en el cortejo. Se lo designa como el patrimonio cultural…No existe un documento de la cultura que no sea a la vez de la barbarie. Y como en sí mismo no está libre de barbarie tampoco lo está el proceso de transmisión por el cual es traspasado de unos a otros”. Tesis VII
                                                        De dónde extrae Benjamin estos conceptos acerca de tiempo-ahora, memoria, imagen, recuerdo, rememoración, el pasado y el lugar de éste y su intento de establecer una rememoración que se haga presente en el espacio de las relaciones entre los hombres: quiero decir: cómo se las arregla para extraer de Freud conceptos acerca del sueño y de las imágenes en el despertar para trasladarlas a una masa de hombres que compartirían este sueño colectivo?
                                                              Benjamin realiza una transposición de conceptos psicoanalíticos nodales: sueño, trauma, inconciente incorporándolas como categorías histórico-políticas retomando las elaboraciones respecto a la conciencia y contrapondrá su propia teoría acerca  de la rememoración, el recuerdo y la experiencia vivida apoyándose en estas elaboraciones para construir un aparato conceptual lo absolutamente diferenciado de la temporalidad histórica sobre la que se asienta la historiografía moderna y será este concepto de tiempo el que permitirá articular la apropiación de herramientas conceptuales psicoanalíticas para convertirlas en categorías historiográficas
                                                       En “Sobre algunos temas de Baudeliere”, capítulo III, trabajando el tema de la memoria y comparando a Freud con Proust (el Proust de “En busca del tiempo perdido”) escribirá: “Es aconsejable volver a Freud en busca de una determinación más sustanciosa de lo que en la “mémoire de l’intelligence” de Proust aparece como desecho de la teoría bergsoniana. En el año 1921 se publica el ensayo Más allá del principio del placer, que establece una correlación entre la memoria (en el sentido de una memoria involuntaria) y la conciencia. Dicha correlación tiene figura de hipótesis. Las reflexiones que le añadimos seguidamente no tienen el empeño de probarla. Deberán contentarse con comprobar su fecundidad en orden a estados de la cuestión muy distantes de los que estuvieron presentes en la concepción freudiana….La proposición fundamental de Freud…formula la suposición de que “la conciencia surge en el lugar de la huella de un recuerdo”. “Estaría entonces marcada por una singularidad: el proceso estimulación no deja en ella, como en todos los demás sistemas psíquicos, una modificación duradera de sus elementos, sino que, por así decirlo, se malgasta en el fenómeno de hacerse conciente”(Freud). “La fórmula fundamental –escribe a renglón seguido Benjamin – de dicha hipótesis es “que hacerse conciente y dejar huella en la memoria son incompatibles para el mismo sistema”. Agrega Benjamin: “…traducido a la manera de Proust: sólo puede ser componente de la memoria involuntaria lo que no ha sido “vivido” explícita y concientemente, lo que no ha ocurrido al sujeto como “vivencia”. “Atesorar huellas duraderas como fundamento de la memoria” en procesos de estimulación es algo, según Freud, reservado “a otros sistemas que hay que concebir como diversos de la conciencia”. Según Freud la conciencia en cuanto tal no acogería ninguna huella de la memoria”” (hasta aquí la cita de Bénjamin,) Aquí también podemos observar la impronta de la influencia surrealista como la cita en relación a la memoria involuntaria
                                                             Que dice Benjamin del sueño y de la alianza al colectivo humano: “Uno de los presupuestos tácitos del psicoanálisis es que la oposición diametral entre el sueño y la vigilia no tiene validez alguna para la forma empírica de la conciencia humana, tendiendo mas bien a una infinita variedad de estados concretos de conciencia, determinados por todos los grados concebibles de vigilia de todos los centros posibles. El estado de la conciencia, tallada en múltiples facetas por el sueño y la vigilia, sólo se puede transferir del individuo al colectivo” Konvolute K1,5  (se denominan así a los rollos de papel encontrados en la Biblioteca Nacional de París en donde escribía el “Libro de los pasajes” – páginas atiborradas de citas sin comentarios y que entregó a quien era en ésa época bibliotecario de la misma - George Bataille - para ser resguardados (escondidos) durante la ocupación nazi, que fueron hallados mucho tiempo después y que hicieron dudar a los miembros de la Escuela de Frankfurt de su veracidad) y escribirá de la relación del sueño con la teoría de la percepción así como en el fragmento conocido como Traumkitsch, del año 1926, donde afirma que “El sueño participa de la historia”, estableciendo así una correspondencia entre ambos espacios
                                                          En el “Libro de los pasajes” se apropiará de la práctica interpretativa del psicoanálisis sobre el texto del sueño porque características del sueño reconocidas por Freud resultan afines a lo que denomina imágenes dialécticas. Al ser el sueño una combinación de representación-imagen y representación-palabra, en donde se anuda lo vivenciado reciente y lo mas antiguo, el sueño deberá ser interpretado debido al hecho de la desfiguración onírica sometiendo su contenido a operaciones de condensación y desplazamiento a fin de evitar la censura, sirviéndose también del acervo simbólico disponible en el “inconciente del pueblo”: La interpretación de los sueños,(segunda parte), en Obras completas, T. V, pag.357): en donde se encuentran las afinidades del sueño freudiano con las imágenes dialécticas de Benjamin? “En lo que ha sido con el ahora…, la imagen dialéctica aparece a los ojos de una época determinada: a saber, aquella en que la humanidad, frotándose los ojos reconoce precisamente esta imagen onírica en cuanto tal. Es en este instante en que el historiador emprende con ella la tarea de interpretación de los sueños” Libro de los pasajes pag. 466
                                                               El sueño del colectivo será su pasado y el presente ocupará el lugar de la vigilia y el momento ó proceso del despertar se equipara al ejercicio de la rememoración y la imagen: “Es aquello en donde lo que ha sido se une como un relámpago al ahora en una constelación. En otras palabras: imagen es la dialéctica en reposo. Pues mientras que la relación del presente con el pasado es puramente temporal, continua, la de lo que ha sido con el ahora es dialéctica: no es un discurrir. Sino una imagen en discontinuidad. Sólo las imágenes dialécticas son auténticas imágenes (esto es, no arcaicas) y el lugar donde se las encuentra es el lenguaje” Libro de los pasajes, pag. 464
                                                            Lo que denomina “giro copernicano” será el ejercicio histórico y político del ejercicio de la rememoración como una nueva técnica del despertar teniendo el presente preeminencia metodológica: “El giro copernicano es el siguiente: se toma un punto fijo: ´Lo que ha sido’, se vio el presente esforzándose tentativamente por dirigir el conocimiento hasta ese punto estable. Pero ahora debe invertirse esa relación, lo que ha sido debe llegar a ser vuelco dialéctico, irrupción en la conciencia despierta(…) el despertar es la instancia ejemplar del recordar” Ibid, pag. 394
                                                           El historiador ejercerá las imágenes dialécticas para, “mediante el método destructivo-crítico hacer estallar la continuidad histórica y luego en un segundo momento, en donde el pasado es alcanzado por la actualidad, disponiendo de fragmentos arrancados al continuum histórico y sin que halla continuidad entre ellos” y dirá que “esta metodología será como la interpretación freudiana porque este montaje permitirá el acceso al despertar de un saber, aún no conciente, de lo que ha sido” Ibid, pags. 460 -472-477-478 (Aquí también, en esta cita, reconocemos la influencia del surrealismo)
                                                                  Esta metodología de apropiación de categorías freudianas–sueños, recuerdos, inconciente - para transponerlas en conceptos históricos-políticos tendrán, desde su concepción explicitada en su “Libro de los pasajes”, un  otro lugar con nuevas significaciones correspondientes a un sujeto colectivo y de esta manera producirá un salto cualitativo que marcará la posibilidad de entender al sujeto colectivo desde la perspectiva  de una otra época, arrancado y haciendo saltar de sus goznes una concepción del sujeto sin ensamblar: desde su lugar de soñante, desde la fantasmagoría que implica a un “flaneur”(deambulador, trotacalles) a la fantasmagoría de una época histórica como lo desarrollará en “París, capital del siglo XIX”. Benjamin llamará iluminación a la estructura del momento:- fenómeno originario donde tiene lugar la verdad de la historia bajo la forma de imágenes dialécticas y cuyo método es el montaje.
                                                          “La historia marxista tiene una responsabilidad: liberar a la tradición de las garras de los opresores…la esperanza va más allá de lo dado para abrir el ámbito de lo posible. El recuerdo activo, la rememoración (Engedeuken), establece la posibilidad…es en la práctica política donde la historia existe. La verdadera imagen del pasado pasa rápidamente. El pasado es retenido sólo como una imagen que es percibida como un relámpago en el instante de su cognocibilidad, que jamás volverá a ser visto”
                                                             La deconstrucción negativa de Benjamin está centrada en una crítica del evolucionismo en pos de una intervención en una instancia (lo real) porque, como el capitalismo, el evolucionismo no morirá de muerte natural: “El tiempo-ahora es la inversión de la evolución uniformemente variada…La historia es el objeto de una construcción cuyo lugar no lo forma el tiempo homogéneo y vacío, sino el tiempo-ahora (Jetztzeit)pleno”
                                                          “La política ostenta el primado sobre la historia”: esta supremacía señala que no se trata de una relación de contigüidad entre segmentos temporales. Del pasado al presente se podría postular una yuxtaposición dada por la transición propia y objetiva del cosmos; del pasado al ahora (que es siempre nuestro) existe una relación de deseo, de requerimiento, de exilio que sale de toda linealidad. El tiempo-ahora constituye el acontecimiento total de la historicidad: la transformación radical del mundo, la creación de la felicidad, la eliminación del sufrimiento, la venida del Mesías, en fin la revolución”.
                                                           “La historia no se acumula, se construye. Son las esperanzas presentes las que aprovechan la productividad de sentido de aquellos signos que como en los éxtasis nos impactan de un modo diferente. El impacto es como el de la revolución que es superior porque transforma ese mundo trágico.
El conocimiento nos enseña a experimentar el éxtasis de la liberación y de la felicidad: el “shock” que experimentamos en el amor ó en el instante de peligro”
                                                               La ruptura del presente, el descomponer la cadencia del tiempo, es la virtud mas importante del saber histórico, por lo tanto será la aprehensión historiadora actual la que confiere el carácter histórico a la facticidad que es tal si pertenece a nuestra concepción de la historia.
                                                                   La historicidad está dada por el recuerdo que realizamos en el presente, por lo tanto será una teoría de la memoria su filosofía de la historia. Por lo tanto subraya la preeminencia y la prevalencia del presente que se hace en nombre de las generaciones vencidas y del sentido mesiánico al esperar activamente la llegada de la transformación radical del mundo y del hombre, transformación que, esperanza mediante, se realice a través y en función del soñar de toda la humanidad: dirá la Tesis VI: “Articular históricamente el pasado no significa conocerlo como verdaderamente ha sido. Significa apoderarse de un recuerdo tal como éste relampaguea en un instante de peligro…”

Bibliografía

Walter Benjamin: “La dialéctica en suspenso, tesis sobre la filosofía de la historia”, “Para una crítica de la violencia”
“El narrador”, “El libro de los pasajes”, “El París del segundo imperio”, “Algunos temas sobre Baudeliere”
Sigmund Freud: “La interpretación de los sueños”, “Lo siniestro”, “Una neurosis demoníaca en el siglo  XVI”, “Mas allá…”
Michel de Certeau: “La escritura de la historia” “Historia y psicoanálisis”, “La fábula mística”
María Castel: “Temporalidad, inconciente y tiempo histórico”
Agnes Heller: “El hombre del renacimiento”

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